La nuca al aire, y siempre con el mismo mechón suelto. 

Viento

No siempre recuerdo vívidamente las caras de la gente. Suelo recordar mejor sus manos, lo que llevaban en las muñecas, sus zapatos... pero de ella tenía una imagen muy real, mirándome de frente con el viento haciéndole nudos en el pelo.

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Siempre con los brazos cruzados, como si al extenderlos se le fueran a desparramar todos los órganos vitales.

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