Me alegro un montón de no tener que gritarle a la gente al oído que nos queremos, siempre he odiado esas parejas. Me alegra que finjamos ante la gente que en realidad no nos soportamos, porque nos sonreímos, sabemos que es todo lo contrario. Pero es que no hay que restregarlo por ahí... si supieran la verdad nos odiarían demasiado.