Al principio cuando empezaba a hacerme mayor observaba bastante a la gente, estudiaba como se comportaban y veía las cosas pasar.
Me acuerdo de estar viendo una vez una película con mi madre (una de esas de niños que pasar un verano en un pueblo perdido de América y al volver en septiembre se dan cuenta de que algo ha cambiado), pues resulta que siempre me acordaré del comentario que hizo, dijo que ella lo sintió igual, que un día se despertó y se dio cuenta de que se había hecho mayor. Por aquel entonces yo debía tener unos 13 años y le di vueltas y vueltas a aquel comentario... y lo dejé aparcado.
Como he dicho yo miraba y dejaba las cosas pasar, hasta que algo gordo y horrible pasó hace casi 4 años. Yo ya notaba que empezaba a tomar partido en las cosas de mayores, tanto que hasta la gente se lo comentó a mi madre. Y claro, ese día ya no me acuerdo de cómo me sentí, pero sí de cómo ese sentimiento me hizo pensar que ese era el día en que me acababa de hacer definitivamente mayor, demasiado rápido y con un gran vacío.
Me gustaría no haberme dado cuenta de que ese día había llegado. No es bonito vivir echando siempre de menos.