Es posible que dentro de 20 años estos días estén descritos en los libros de texto.
En lo alto de aquel rascacielos, en el restaurante más alto del mundo, allí estaban ellos dos. Era obvio que era una de sus primeras citas. Ella casi no había probado el helado y se tocaba continuamente el pelo mientras miraba la mesa. Él trata de captar su atención y de hacerla reír todo el tiempo. "¡Qué parados son en este país!", recuerdo haber pensado atravesándoles para contemplar todas esas lucecitas que nos rodeaban. En un gesto inconsciente me levanté para sacar una foto de la Perla y escuchar de qué hablaban. Naturalmente me quedé con cara de tonta al recordar que no estaba en mi continente.
He visto muchas cosas, ¿es un tópico decir que los viajes cambian tu punto de vista?, pues me da igual, lo cambian. No me había dado cuenta de que mi vida estuviera tan carente de contrastes, no sé como describirlo, pero yo diría que la uniformidad está (estaba) muy presente en mi vida de antes. Puede que en unos pocos días olvide este estado transitorio y recupere mi rutina, pero mientras tanto siento que se me ha removido algo por dentro. Lo achaco también a un buen libro en el momento justo. Es como si durante estos 20 días me hubiera olvidado de lo que era ser la yo de antes. Puede que tenga que bajar a un pozo con un bate de béisbol.
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