Amores ridiculos

"Si la presencia de él fuera continua, sólo estaría presente en su constante transcurrir. Detenerla sólo es posible en los ratos de soledad. Después salió del bosque y se dirigió hacia la carretera. El joven se agachó hacia la ventanilla, la bajó, sonrió y preguntó:

- ¿Adónde va, señorita?"



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