Alguien me contó que llevaba 100 días encerrada en aquel bar pidiendo fuego o alguna pista que le ayudara a encontrar la luz dentro del laberinto, el mapa donde está escondido el mar donde arden las promesas donde solías naufragar. Cien días escondiéndose del gris cielo de marzo y sus atascos, tragando niebla por la nariz, soñando contigo en los lavabos, jurando no salir con vida, sellando todas las salidas, buscando en un mar de ginebra una playa en la que encallar.

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