Es muy duro ver como la persona que más de ti tiene en ella se da cuenta de que las cosas a veces no son bonitas... como me gustaría poder hacer algo.
Normalmente llego a casa y mientras me ducho trato de entender por qué estoy tan cansada. Generalmente encuentro una explicación (entregas, muchas horas de clase, compromisos...), pero hay días que por más que pienso no lo entiendo. Calculo las horas que llevo fuera de casa (no son demasiadas), las clases que he tenido (sólo un par), el estrés que me han supuesto (lo estándar), confirmo que te he visto y hemos tenido un rato para nosotros (esto suele ser fundamental)... nada, es incomprensible, estoy agotada y no sé por qué. Debe ser que hay luna llena.
Las cosas están como dijiste una vez, sentados en una terraza, que estarían.
"Tú vas a estudiar arquitectura", y sonreías. Yo te miré sin ser consciente de que el instante se estaba grabando a fuego en mi memoria y te dije que no, sin más. Suponía que siempre ibas a estar ahí para ayudarme a elegir en la vida, que me verías rellenar el papel en el que decidiría mi futuro y en ese momento te miraría y te diría que tenías razón, sonriendo, porque en mi cabeza ahora siempre te quiero sonreír.
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