"El zumo de naranja es la esencia misma de la naranja puesta de manifiesto, y con esto me refiero a la auténtica naturaleza y a aquello que le confiere su "naranjalidad" y le impide presentar un sabor como, por ejemplo, el del salmón ahumado o la sémola de maíz. A los devotos, la idea de desayunar cualquier cosa que no sea cereales les provoca ansiedad y temor, pero con la muerte de Dios todo está permitido, y pueden comerse profiteroles y almejas a voluntad, e incluso alitas de pollo."

Pura anarquía. W. Allen

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