Confusion

"Confusion and fear overtook me. For a while, I even lost hold of my own existence. My fingers were trembling. But at the same time, I knew that I had reached a conclusion."

El matasellos

Se acercaron a la grieta cogidos de la mano. Él se detuvo unos pasos antes, ella se soltó y se acercó tanto que su nariz tocaba la fría roca. Estuvieron así unos segundos, unos minutos; ella se giró, miró su mano aún tendida en el aire y se adentró en la oscuridad. No quería hacerlo, pero tenía que hacerlo.Una vez dentro no veía nada, ni siquiera la silueta de él de pie, bañado de luz en la entrada de la grieta. Sintió que la agarraban del cuello y le hacían seguir adentrándose. Pero no quería hacerlo, aunque tuviera que hacerlo.

Mi cerebro funciona al reves

Hay personas que podrían vagar eternamente en un mundo caótico e incoherente, pero tú no. Tú eres una persona idónea para la inmortalidad. Estás hecho para encontrarte en los laberintos, mientras todos los demás destrozaríamos los setos para poder atravesarlos. Tú eres el superviviente.

Y cada vez el ruido se hacia mas ensordecedor

Y sin avisar tenía sobre ella el peso de todo lo que no había vivido. Al principio cada vez que se repetía cerraba los ojos y respiraba hondo, hacía caso omiso a su pulso acelerado y a la rabia que se apoderaba de ella. Pero tras varias semanas así se despertó en el instante en que atravesaba una pared de ladrillos, o un armario, no estaba segura. Al otro lado había oscuridad. Llevaba puesto un chubasquero y unas botas enormes. El ruido la confundía y no era capaz de entender si se movía o no. Seguía al río para mantener una referencia, pero al llegar a la cascada sólo pudo atravesarla. Una tromba de agua de un peso impredecible le cayó sobre la nuca y la aplastó contra el suelo dejándola inmóvil, pero consciente de lo estúpido y peligroso de su situación.

No siempre se puede ilustrar con una foto

Pero sobre mi cabeza no había ni Luna ni estrellas. Sólo diversas capas de tinieblas gravitando sobre mí. Sin un soplo de viento, el aire estaba estancado. Todo pesaba más que antes. Me parecía incluso que la densidad de mi propio ser había aumentado. Era como si mi aliento, el eco de mis pisadas y el acto de subir y bajar la mano experimentaran con otra realidad. Una realidad de la que mi mente empezaba a ser consciente de una manera más lenta que mi cuerpo. Tenía la necesidad de cerrar los ojos y centrarme en mi estómago. Tenía náuseas.

El fin del mundo


Ya casi era media noche y las luces de la mayoría de las ventanas estaban apagadas. Él me tiró de la mano y, como si quisiera huir de la mirada de un enorme pájaro que acechara a los hombres desde lo alto, cruzó a paso rápido aquella calle y se detuvo debajo de la cornisa. Cuarenta y tres segundos después desapareció.

Lo que no se forma por completo.


Miró de nuevo el reloj. Ya eran las ocho. ¿Dónde se había metido? Quizás esa no era su casa, quizá se habría equivocado y se había metido en otra cualquiera. ¡Qué tontería! ¿Cómo podría haber entrado? En fin, mejor sería que tendiera la lavadora y se pusiera el pijama, a esas horas ya no iban a ir a ningún lado.

En cada dia, en cada foto, en cada viaje


El vacío que hay a mi lado no es más pequeño después de seis años.

A veces creo que hacemos los viajes para tener más motivos por los que sentirnos melancólicos. Lo que daría por estar ahí ahora.

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